¿Te gusta la gastronomía oriental? Pues te voy a dar una razón para que empieces a consumirla en casa, en Madrid hay numerosos establecimientos especializados con los mejores productos y a precios razonables.
En Plaza de España está Extremo Oriente, uno de los pioneros de la ciudad de apariencia caótica. Bajando las escaleras que dan acceso al aparcamiento podemos descubrir la tienda, que comparte pasillo con una agencia de viajes, una tienda de ropa y un restaurante, todos ellos, negocios regentados por chinos y destinados a chinos. Allí encontrarás alimentos chinos, coreanos, japoneses y filipinos.
Muy cerca, en la calle San Bernardino podemos ir de Indonesia a Pakistán, de Persia a China, de la India a Tailandia, con sólo cruzarla andando. Por eso, los aledaños también están acompañados de establecimientos de alimentación regentados por asiáticos. Eso sí, no venden en exclusiva productos de Oriente, sino que conviven con una gran mayoría de artículos occidentales.
En San Bernardo aún resiste Asia, otro de los míticos en venta de alimentación oriental. Su encargado es un anciano chino de trato tímido y educado. El espacio es pequeño y los productos, sobre todo japoneses e indios, se agolpan en los enclenques estantes.
Y sin duda, la gran masa de tiendas orientales se han trasladado a las calles de Lavapiés, Embajadores y Ave María, donde hay más demanda. Prácticamente en cualquier esquina puedes encontrar una tienda con estos productos.
Pero si lo que prefieres es un local enorme dedicado en su totalidad a los productos orientales, en Príncipe Pío, frente al gran centro comercial encontramos Supermercado Oriental: pasta, algas, cervezas, galletas de arroz, soja, sake, aperitivos y dulces, tes variados, col china, raíz de jengibre, conservas vegetales, sopa miso, dulce de judías para hacer dorayakis, pomelo chino, wan ton, dim sum y rollitos de primavera congelados, sémola, salsas, taro, yuca…
Además, se pueden comprar utensilios y menaje: desde los básicos palillos hasta planchas, espumaderas y wok, pasando por vajillas, cuberterías y cristalerías. Es posible, incluso, adquirir elementos decorativos típicos de los restaurantes, como los llamativos farolillos.
Anímate con la comida oriental, es sanísima y está a tu alcance.
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